En el 2020 el mundo nuevamente afrontó una pandemia. Muchas personas se vieron obligadas a retornar a labores, lugares y familias que se habían abandonado un tiempo. Dentro de esas personas me encuentro, soy una de las muchas a quien le toco volver a su hogar materno, pidiendo un poco de refugio y alivio ante tan desolador panorama.

En este tiempo en mi hogar surgieron varios recorridos conociendo y reconociendo lugares olvidados que a pesar de que antes los haya visto, eran otros ojos y otros intereses los que rodeaban estos lugares. Ahora los encuentro llenos de preguntas y ciertas respuestas a muchos intereses plásticos que permean mis creaciones.

Este proceso creativo es la evidencia de varios desplazamientos por tierra que realice en El Cocuy-Boyacá y sus alrededores. Memorias de un lugar, inicia con la búsqueda fija del cielo que a mi parecer siempre ha tenido una atmosfera que solo este lugar posee, luego estas búsquedas fijas se vieron inmiscuidas por las mariposas. Las mariposas ya que en medio de este proceso muchas veces me sentí una cazadora de mariposas o tal vez no, tal vez solo era un ser quien se dejaba maravillar por todo a su alrededor y veía con ojos de asombro incluso sus propios pasos.

La deriva, la cazadora de mariposas y todas aquellas mariposas que aparecieron fortuitamente son todo lo que aparece en este proceso. Un recorrido que su inicio podría ser su final, donde las piedras, el aire, el paisaje, el cielo, las personas, sus historias son importantes aquí.

Las memorias de un lugar, son todas aquellas experiencias que se tuvieron en este viaje, tanto exterior como interior en el que un lugar conocido aparentemente, muestra muchos aspectos reflexivos tanto como del lugar como en mi reconocimiento interior hacia el lugar, hacia el otro y así mi misma.

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